"Corría el año 1980 en el barrio chino de Palma, pero podría tratarse de cualquier barriada marginal de cualquier ciudad española. Los chavales, como Gabi Beltrán, que entonces tenía 14 años, malvivían bebiendo alcohol y fumando, se ganaban unas perras vendiendo periódicos en los semáforos, guiando a marineros extranjeros hasta la zona de las prostitutas, con las que ellos mismos se iniciaban en el sexo, y perpetrando pequeños hurtos. Algunos de sus amigos no tardaron en engancharse a la heroína, morir de sobredosis o acabar detenidos. Eran hijos de madres prostitutas y/o de padres ausentes o alcohólicos. «La mayoría de los chicos de esos barrios sufrían violencia física y psíquica por parte de sus padres y de la policía, que no se andaba con tonterías. La sociedad y la vida te decían que eras una mierda y al llegar a adultos tu autoestima estaba por los suelos»."